Cancer,  Helena,  Hospital

La sala de desespera

Siempre he querido escribir sobre este lugar, la sala de espera de oncología donde tantas horas de mi vida he pasado, por allí han pasado miles de personas a las que sin querer acabas compartiento un momento terrible de tu vida como es tener cancer.

Lo curioso de esto que os quiero contar es que desde hace tantos años no hay ni un solo día que no acabe saliendo de allí con una sonrisa dibujada en la cara o con un ataque de risa.

De las que primero quiero hablar es de las trabajadoras y trabajadores que allí están, da igual si tienen problemas, si han tenido un mal día en su vida personal, siempre están con su mejor sonrisa, con su cariño infinito, con su paciencia hacia nosotros, esos enfermos de cáncer que cada día durante su larga jornada les lloramos, reímos, contamos nuestras malas y buenas noticias. He de decir que siempre hay la excepción que confirma la regla, pero en estos sitios suele ser un uno de cada cien, no es lo normal.

Y ahora paso a hablar de los pacientes y sus acompañantes. Hay muchas «especies»: los impacientes infinitos que nada mas llegar ya se están quejando de que tardan mucho y que intentan encontrar «cómplices» entre los demás para montar el número colectivo. El acompañante que nunca esta conforme con el diagnostico del doctor/a y desde el momento que llega se pasa el rato hablando en voz alta quejándose de lo mal que le va a su enfermo/a por culpa de ellos. Los que llegan con un enfermo/a con la familia al completo y no dejan ni sitio para nadie. La «turras» que te come la oreja desde que llegas y te cuenta su vida, ojo, sin poder ni opinar porque no deja meter baza dejándote la cabeza como un bombo. El que te cuenta su historial medico dándote consejos como si el cáncer fuera el mismo para todos, los tratamientos y los cuerpos, pero además no deja detalle por contar acojonando a todo el que tiene a su lado, como si los que estamos allí no tuviéramos ya suficiente con nuestros propios pensamientos…y podría seguir así todo el día con miles de historias algunas mas divertidas que otras, como la vida misma.

4 Comentarios

  • Ignatius

    Otro capítulo a parte al que debes dedicar un hueco, el estado de los WC de oncología, el olor del personal ya desde primera hora de la mañana, gente que habla a voces, tonos de móvil esperpénticos…..pa’no parar!

    Besos!

  • Sabina

    Jajaja! La verdad es que te has quedado corta con los especímenes que por allí van!! Yo era de las «seño@ no l@ conozco y sinceramente no me importa su vida, yo no le he contado la mía ni lo voy a hacer».

    Y sobre el personal secundo tus palabras, chapó por todas y todos ellos y su empatía hacia los pacientes que tratan y por supuesto las risas que estar enfermo no quiere decir que dejes de reír…. Ya que la risa es la mejor medicina!!.

    Tu amarilla! 😘😘

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